La arquitectura moderna está salpicada de conceptos que van más allá de la simple funcionalidad. Lo vemos, por ejemplo, con la iluminación exterior, que pasa de ser un elemento o una necesidad básica a convertirse en un añadido más que aporta diseño, personalidad y puede poner en boga ideas como la sostenibilidad o la eficiencia.
Una correcta implementación de luminarias de exterior va a enriquecer el entorno y va a conseguir atraer más miradas hacia el diseño arquitectónico. Además, no cabe duda de que mejora la estética y contribuye al bienestar y la seguridad de esos espacios.
En esencia, la iluminación se funde con la arquitectura en exteriores para, sin renunciar a la funcionalidad y el pragmatismo, aportarle ese plus de armonía y belleza. Quédate con nosotros y descubre hacia dónde caminan las tendencias actuales de iluminación en exteriores y su fusión con la disciplina arquitectónica.
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Luces led: la apuesta por la eficiencia energética y la sostenibilidad
Es una de las tendencias más exitosas del momento. La tecnología LED ha ganado la batalla en la integración de iluminación en exteriores por su bajo consumo. En estos espacios son comunes las tiras, las guirnaldas y los focos LED, todas ellas con una potencia lumínica muy alta y una distribución óptima de la luz.
Esta tecnología también ofrece la ventaja de adaptarse muy bien al escenario que ocupan, con tonos de luz variadas y hasta la posibilidad de integrarse con luminarias solares. En resumen, una contribución importante a la racionalidad en el consumo energético que se ve reforzada por una durabilidad muy elevada que reduce en gran medida la frecuencia de reemplazo.
Luminarias inteligentes: sistemas domóticos de iluminación
Otra práctica muy exitosa en esta nueva integración entre arquitectura e iluminación de exteriores es el uso de sistemas domóticos de iluminación, es decir, luminarias inteligentes. Se trata de fórmulas para iluminar espacios que se controlan desde la distancia.
Es una apuesta más de esa interconexión y digitalización de los hogares. Los usuarios deciden cuándo y cómo quieren iluminar sus espacios. De manera totalmente personalizada y priorizando siempre la funcionalidad, pero sin dejar de lado el apartado estético y la sostenibilidad. Y ojo, la sostenibilidad no es un capricho, sino que es una forma de ahorrar en el largo plazo. Mediante el uso de tecnologías de iluminación más racionales ahorramos en la factura eléctrica al tiempo que ayudamos a generar menos impacto ambiental.
La iluminación como realce arquitectónico
Con esta tercera tendencia sucede igual que con las dos primeras. Se prioriza que los espacios exteriores estén iluminados, porque eso es garantía de seguridad y calidad de vida. No obstante, para conseguir esto se da un paso más allá integrando el valor estético.
El bienestar no es solo que algo sea práctico, sino también que sea bonito. Con la iluminación podemos acentuar los detalles arquitectónicos, los materiales y las formas, permitiendo que las características del diseño sean visibles incluso de noche. De hecho, se pueden lograr características diferenciales en función del momento del día y las luminarias a utilizar.
Paisajismo: luz y naturaleza
Esta integración estética entre iluminación y arquitectura se pone muy de manifiesto con el paisajismo. Así, a la utilización de jardines verticales, fuentes de agua y elementos vegetales que refuercen la identidad arquitectónica se suman opciones como el uso de diferentes capas de luz para generar ambientes: luz indirecta, ambiental, de refuerzo… y todo ello haciendo interactuar vegetación y otros elementos naturales y decorativos.
En este intento por crear ambientes atractivos se busca que la iluminación vaya más allá del mero hecho funcional y práctico. Los espacios exteriores son lugares que se pueden disfrutar de noche, en ellos caben los juegos de luces y los efectos lumínicos. De hecho, ese objetivo pragmático que prioriza sobre todo lo demás, se puede poner en práctica mediante luces empotradas en el suelo para caminos, luminarias en fachadas que aporten visibilidad pero que hagan destacar los detalles arquitectónicos y otras soluciones que siguen estas dinámicas.
¿Cómo elegir la iluminación exterior?
Tras conocer las tendencias toca trasladarlas a la realidad. Para ello es importante tener presente el clima y la estacionalidad, lo que influye en la propia iluminación natural; el número de horas de sol o la orientación de esos espacios exteriores, que invitará a usar luces solares como solución sostenible; y las dimensiones de la superficie a iluminar.
A partir de ahí podemos entrar en el tipo de luces: cálidas o frías, aunque lo cierto es que se desactiva pronto, ya que la luz blanca es muy perjudicial para el medio ambiente y la tónica es optar por luces neutras o cálidas en función de los objetivos a conseguir. Aquí sí entra en juego la opción de utilizar iluminación LED regulable que permite la variación de color en función del momento de la noche o los efectos a lograr.