España siempre ha sido un referente mundial de la arquitectura, esto se debe, a que ha pasado por numerosos procesos a través de la historia para evolucionar costumbres, creencias y el modo de vivir de su población; de la mano con los avances tecnológicos, para incrementar el desarrollo de toda una nación, en cuanto a su urbanismo y socialidad, formando así un referente de arquitectura industrial.
El gran impacto que genera el desarrollo de España se ve reflejado en países latinoamericanos y asiáticos, debido a la belleza de su arquitectura plasmada en infraestructuras de gran renombre internacional, desde sus comienzos en el periodo Neolítico, donde el hombre comenzó con la evolución de obras únicas; dando lugar a la valiosa e histórica, arquitectura española.
Siendo el acueducto de Segovia y el Palacio de Madrid uno de los monumentos del país con más renombres en las obras arquitectónicas más antiguas de España. Pero, para poder llegar a la combinación de elementos antiguos con modernos para la elaboración o modificaciones de cimentaciones en el país, el mismo debió de pasar por procesos o revoluciones industriales para reformar la arquitectura española.
Que es la arquitectura industrial
La evolución de la arquitectura ha traído cambios económicos, políticos y culturales a lo largo de la historia; por lo que, con la denominada revolución industrial ocurrida en la segunda mitad del siglo XVIII se adquirieron nuevas formas de fabricar y personalizar la industria con avances tecnológicos para crear una ciudad más moderna, a lo que se le llamó arquitectura industrial.
En otras palabras, la arquitectura industrial, es la evolución que obtuvo la arquitectura a lo largo de la historia para generar diseños estéticamente artísticos y modernos, que sean funcionales y ahorradores; sobre todo, esto último, se busca cumplir objetivos económicos. Es por ello, que se cambió el bronce como material para construir utilizado en la antigüedad, por hierro fundido, acero laminado, hormigos y vidrio.
Esto se ve reflejado en todo el mundo, en edificaciones como el Empire State, Burj Khalifa, La Torre Eiffel y el Puente de Coalbrookdale; construcciones que otorgan a la humanidad un diseño útil, único e industrializado, gracias a la arquitectura industrial y su amplio campo que busca remodelar, reutilizar, transformar y convertir en patrimonio histórico cada edificación urbana.
La civilización humana logro cambiar la experiencia humana en los espacios construidos. Pero, además cambio la visión de los arquitectos industriales para establecer relaciones más estrechas y respetuosas con la naturaleza y sociedad. Por lo que, cada diseño debe ser innovador, pero sostenible, responsable y medioambiental; es por ello que, la arquitectura industrial es compleja.
Los sistemas, espacios y materiales de construcción deben ser bien versátiles y accesibles para desarrollar las actividades industriales, y con un patrón estético diferenciado que deje atrás los edificios industriales opacos, rígidos y desagradables a la vista. Pues los materiales de más alta calidad permitirán ir más allá de los limites, con fachadas, aislamientos térmicos, acústicos, mantenimientos, espacios, aberturas y plantas mejoradas, dentro de los lineamientos de construcción española.
Arquitectura industrial española
Data desde el siglo XIX, cuando la reina Isabel II comenzó con la liberación de la producción en España, transformando el sistema que permanecía en el momento; un sistema medieval imperante fundado en el antiguo régimen. Por lo que, comenzaron a desarrollarse grandes potencias industrializadoras para la producción fabril con maquinarias mecánicas a vapor, a esto se le llamó ‘La segunda Revolución Industrial’.
Entonces, existía la arquitectura preindustrial que se basaba en talleres de trabajo manual e instalaciones con energía motriz hidráulica que servían para construir largos y estrechos edificios; pero, al finalizar el siglo XIX, la industria de máquinas fue avanzando ofreciendo más máquinas mecánicas que facilitaban el trabajo humano.
La singularidad de aquella época permitía fachadas principales muy representativas y tradicionales, con un estilo e influencia de cada época; mientras que los espacios interiores triunfaban con estructuras metálicas y chimeneas, estandarizaban las estructuras. Todo esto para el siglo XIX generaba funcionalidad y una arquitectura muy característica de acero y vidrio.
Pero, a medida que fue pasando el tiempo, la piel de la arquitectura española, conservo un estilo tradicional, pero tomo valores modernos para transmitir solidez, prestigio y durabilidad, garantizar fachadas excepcionales. Madrid es un claro ejemplo de ello, a forma de sus edificios cuenta la historia de la ciudad.
Los palacios, templos, conventos, museos y viviendas son claramente un resultado de la arquitectura industrial que ha sufrido España desde el sigo XVIII como clave para el desarrollo urbanístico del país. Los cambios sucedidos en la raíz de la industrialización han sido tan profundos que la arquitectura ha dejado un mejor desarrollo de edificios públicos, administrativos, fabricas y viviendas con espacios más productivos y contemporáneos.
La industrialización cambió todo el mundo, para dar el paisaje natural y urbano que conocemos actualmente; a través de la libertad de creación y la expresión artística. Trayendo como consecuencia el desarrollo y crecimiento rápido de ciudades, así como la consolidación de la vida urbana en espacios múltiples ordenadas por zonas burgueses y suburbios.
Asimismo, la revolución del hierro trajo nuevos materiales para la construcción en la altura y su uso se hizo masivo junto a los avances tecnológicos, y las nuevas técnicas para ejercer nuevos métodos de desarrollo arquitectónico. Es por ello, que la arquitectura industrial no solo es la modernización de los equipos que ayudan a construir las edificaciones, sino que se llama así, a todo la manera en la que cambio la forma de construir para tener espacios más realizados para las diferentes actividades humanos.
